Los 43 ya no regresarán vivos
Marcos Chinchilla Montes ,Universidad de Costa Rica
Las peores sospechas que se vienen anunciando desde hace varias semanas parecen finalmente confirmarse, los 43 ya no regresarán vivos, aunque legalmente se mantengan como desaparecidos.
Era frecuente encontrar en los postes de tendido eléctrico de Ciudad Juárez, rótulos con los rostros de mujeres que habían sido desaparecidas.
A uno le presté mucha atención pues justamente no tenía ninguno de esos rótulos. Al día siguiente, sentí un deseo enorme de sentarme a llorar sobre lo que me parecía un altar improvisado: aquel poste vacío ya tenía un rótulo, una chica de unos 23 años que estaba recién desaparecida; su foto en otros postes, ocultaba el de otras decenas de mujeres que habían desaparecido para siempre. Imagino que ella igualmente estaría desaparecida para siempre.
En las siguientes visitas a México el horror aumentaba, pero igualmente se iba naturalizando. Nos tenemos que acostumbrar a tener que vivir con la muerte día a día me decía una colega, sino, terminamos muriéndonos de dolor: los 49 niños que fallecieron en el incendio de la Guardería ABC; los colgados de los puentes; las personas decapitadas; los drogadictos asesinados por pretender no ser más drogadictos; los secuestrados que nunca regresaban, o regresaban incompletos de cuerpo y alma; la masacre ocurrida en un casino en Monterrey; las 60, 70, 80 o 90 mil personas muertas en la guerra contra el narcotráfico; las armas de la Operación Rápido y Furioso (Estados Unidos de América) traficadas a México para asesinar a más mexicanos y justificar el miedo y el control social. Ahhh, Juan Manuel Silvestre, trabajador social de AMIETS que fue asesinado en un bar mientras compartía con otras personas. El etcétera es inacable.
En tantas visitas, solo en una ocasión la sombra hermana de un pirul parece que le escondió a México sus horrores por unas cuantas horas.
La descripción de los hechos divulgada por la Procuraduría mexicana le pone los pelos de punta a cualquiera menos a los verdugos. La idea fue borrar de la faz de la tierra cualquier evidencia de que una masacre de esa magnitud se había cometido, una pira que duró más de 14 horas se encargaría de ello. ¿Pero se diferencia esa masacre de la invasión europea a América vivida hace 522 años; se diferencia de los miles de muertos que nos dejaron las dictaduras militares del cono sur de los años 70, de las miles de personas que fueron asesinadas en la guerra en Centroamérica, de los más de 1000 falsos positivos ocurridos hace pocos años en Colombia, o de la cantidad indeterminada (algunos mencionan hasta 10 mil) de panameños que fueron asesinados por el ejército de los Estados Unidos de América cuando invadió al país canalero?
Douglas Kelley, psiquiatra y militar que se encargó de atender a los nazis que debían enfrentar el Juicio de Núremberg, llegó a una fría conclusión que aterra: éstos eran tan normales como usted o yo; y la verdad, cualquier ser humano en las condiciones propicias, podría actuar de la misma manera que lo hicieron los nazis en la segunda guerra mundial. La Caja de Pandora de la violencia está abierta en México desde hace muchas décadas, y sigue sembrando muerte, dolor, miedo y desesperanza.
México a mi criterio es un Estado fallido, las instituciones no funcionan, la corrupción es galopante, el Estado como tal no genera integración dentro de una estructura societal que garantice equidad, justicia e igualdad para toda la población. El neoliberalismo ha tenido su cuota pues ha profundizado la desestructuración societal: que cada quien se la juegue por su cuenta y como pueda, mientras una minoría acumula importantes niveles de riqueza y la mayoría o migra o se hace más pobre.
Los 43 ya no regresarán vivos, su muerte se está convirtiendo en una antorcha de indignación y rebelión que se enfrenta al reto de no terminar acabando como el movimiento “Yo Soy 132”. Y si finalmente terminará así, es importante no olvidar que los movimientos sociales son cíclicos y acumulativos, y entonces, los 43 finalmente regresarán con sus sueños y enseñanzas.
FUENTE: MARCOS CHINCHILLA / TRAZOS DIGITAL 2014
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